Solatz es una publicación atemporal dedicada a la idea de libertad. Puedes leer más en blog.solatz.es
Tenía pendiente una edición de Solatz enfocada en la idea de avanzar. Han pasado un par de meses así es que supongo que no sabes de lo que hablo.
Terminó la semana en Four Trees y volví con tres ideas fuertes que considero inseparables de la idea libertad: una visión amplia de lo que es ruido, una visión de la salud basada en estresores y una idea, mentalidad o sensación de avanzar hacia algún lado.
Las dos primeras me fueron relativamente fácil de desarrollar. Esta tercera me está resultando bastante complicada. Tanto, que llevo un mes con la pestaña del editor abierta, intentando escribir esto que lees.
Podría pasar y escribir de alguna de las otras cosas que tengo en lista, pero creo que tengo que hacer el esfuerzo de trasladarlo a palabras por tres motivos: como recordatorio para mi mismo y para los que me rodean, porque es un concepto muy importante dentro de todo este marco de pensamiento y decisión basado en la libertad y porque no se puede actuar sobre aquello que no está definido.
Lo lanzo, sabiendo que puede que no quede del todo claro, y lo intento afinar en una siguiente versión con las dudas, preguntas e insultos que me devolváis. ¿Trato?
Como siempre digo: todo en esta vida son herramientas, así es que coge lo que te sirva y descarta lo que no te sirva.
Avanzar
Siento la necesidad de entender a dónde vamos. Sé que nos movemos y que vamos hacía algún lugar, pero ¿a dónde vamos?. ¿A dónde voy? Nos despertamos por la mañana, empezamos a hacer cosas con algún propósito, nos movemos de aquí para allá, pero ¿hacia dónde?
Veo a las personas con las que me cruzo y observo, que muchas simplemente se dejan llevar, sin tener claro por qué hacen lo qué hacen, o en que enfocar su tiempo y energía. Otro día en la oficina, otro día respondiendo emails, otro proyecto, otra venta, más dinero, o no, otra serie, otro fin de semana fuera de casa, otro lunes, otro viernes, otro día jubilado sin nada relevante que hacer, un hijo, una hipoteca, un coche, otro trabajo, …
Debe haber algo más.
No es posible pasar de matar mamuts con lanza, a cruzar el planeta en avión, sin un empuje interno que nos haga ir en alguna dirección. Observo esta evolución y pienso que la idea de avanzar está codificada en nuestra naturaleza y que si no tuviéramos la necesidad de ir a algún lugar todavía viviríamos en cuevas. Entonces la acepto y la adhiero a mi pensamiento.
Vale, hay movimiento, hay avance, pero ¿hacia dónde?, y, ¿quién decide a dónde vamos?, ¿decido yo o decide otro?, y, ¿a qué velocidad nos movemos?.
Pues ni idea, pero me surge otra pregunta antes de responder: ¿Es importante tener respuesta a esto? Para mí, sí es muy importante, porque por nada del mundo quiero verme embebido en un metaverso cutre con predominancia de los tonos pastel. Y ha quedado claro que algunos quieren llevarnos hacía allí.
La velocidad no creo que importe. El sistema solar en su conjunto se desplaza por la galaxia a una velocidad de 828 mil kilómetros por hora. Puede parecer mucho, pero en un universo de tamaño infinito, ¿es el sistema solar un simple caracol del espacio?. ¿A dónde se dirige el sistema solar?. ¿Es este desplazamiento del sistema solar el que nos transmite a nosotros la necesidad de movernos hacia algún lugar?
Como siempre, más preguntas que respuestas.
‘Quien decide a dónde vamos’ merece dedicarle un tiempo.
Mirando hacia atrás, te das cuenta de que este momento en el que estamos ahora, con todas sus particularidades, es resultado de ideas o decisiones variopintas, individuales y colectivas, que suceden de forma aleatoria. Es decir, nadie decide, pero todos somos arrastrados. Parecido a nadar en un río de cauce ancho y caudaloso. No puedes evitar que la corriente te lleve, pero puedes nadar en el agua para esquivar una piedra o ir hacia una orilla.
El universo es tan grande que no sabemos que forma tiene, pero una de las teorías es que el sistema solar se desplaza dentro de algo con forma de tubo, como si fuera un túnel de autovía o el cauce de un río. Curioso ¿no?
En cualquier caso, mejor estar pendiente de quién toma decisiones. Insisto, y creo que estamos todos de acuerdo, en que no queremos acabar en un metaverso de tonos pastel.
Hay avance y tengo cierta capacidad de elegir hacia donde ir. ¡Que bien! Me gusta porque me obliga y me libera al mismo tiempo. Me obliga a decidir hacia dónde quiero ir, y me libera porque sé que estoy dentro de una corriente mayor.
Y entonces pienso en todas esas personas que (a veces, no siempre) están como apagadas, desconectadas, tristes, a disgusto, perdidas, angustiadas, enrabietadas, viviendo la vida con parsimonia, ofuscadas por el trabajo, por el día a día, por la economía o por el motivo que sea.
Aunque hagan cosas todos los días y ganen dinero, aunque se muevan de un lado para otro, simplemente se están dejando llevar porque no saben hacia dónde ir.
Y si te pasas mucho tiempo ahí es cuando aparecen los problemas de salud mental.
No les juzgo. A mí también me pasa. Demasiado ruido, demasiadas distracciones, demasiada información, demasiados estímulos, demasiados interesados en capturar nuestra atención. Ni el alquiler ni la cuota de autónomos esperan. Poco tiempo, mucho por producir y una sensación constante de no hacer suficiente.
No juzgo, pero sí me gustaría proporcionar herramientas para liberarse de eso, aunque la herramienta sea este simple texto.
En estos momentos leo el último libro de Escohotado, “Los penúltimos días de Escohotado”. Con 80 años y pidiendo pista de salida, Antonio no se dedica a ver la televisión o escuchar la radio (acciones pasivas). Se dedica a leer, a estudiar y a aprender (acciones activas). Idiomas extraños y geografías lejanas. Comprendo que es la forma que él ha elegido de avanzar y no dejarse llevar.
Marina Abramović, otro personaje fascinante, con 74 años, sigue haciendo exhibiciones y enseñando todo lo que sabe. Es su forma de avanzar.
Entiendo que entre aprender y enseñar debe ir el asunto (de avanzar).
Como a mí me interesa la libertad, y lo veo todo desde la libertad, avanzar es, para mí, trabajar mi libertad y mi idea de libertad. Proveerme de herramientas, situaciones, personas que me ayuden a ejercer, practicar, ampliar o definir la libertad. Escribir esto, por ejemplo. Mi avanzar es aprender a trabajar en mi idea de libertad.
Tú tendrás que encontrar tu propia idea de lo que es avanzar. Creo. No estoy seguro. Creo que todos deberíamos encontrar nuestra propia idea de lo que es avanzar, pero igual me equivoco y se puede vivir dejándose llevar por la corriente.
Dejo para otro día las cuatro cosas que considero imprescindibles para avanzar: buscarse un tema o campo de investigación, una mente de principiante, no repetir y encontrar maestros para aplicarnos en lo que tengan que enseñarnos.
Al principio digo que me estaba costando desarrollar este concepto. Esto es, sobre todo, por el difícil encaje que le veo a esta idea de avanzar en la sociedad actual, pero es que considero importante que encaje, porque no tiene sentido vivir fuera, o avanzar por fuera si así lo prefieres. Las mayores oportunidades están dentro.
Me piro. Ya me diréis qué os parece.
¡Hasta la próxima!
Solatz es una publicación atemporal dedicada a la idea de libertad. Puedes leer más en blog.solatz.es